Diario de un país acostumbrado
a perder
Hay una sensación que, en el fondo, está en todos los colombianos y colombianas: un vacío en el pecho que, por más que intentemos, no logramos llenar. Un dolor que se agudiza con el paso del tiempo pero que, con resignación, decidimos aceptar. Hablo de una sensación que nos dice que, por más cerca que estemos de la meta, al final, siempre perdemos.