Después del grito: habitar el campus tras un feminicidio

Por Camila Ramírez

Laura Bejarano

Descripción del Episodio

El 8 de mayo de 2024, una estudiante de la Universidad del Valle fue víctima de feminicidio en la sede Palmira. Su nombre: Sirley López. El feminicidio no fue el inicio, fue solo la continuidad brutal de todo lo que veníamos señalando, rayando, denunciando, soportando.

Antes ya teníamos miedo.
Antes ya nos organizábamos.
Antes ya estábamos cansadas.

Ya esquivábamos profesores. Ya callábamos en pasillos. Ya sabíamos de compañeras que abandonaron la carrera por acoso o por hostigamiento.

Lo que pasó no fue que nos dimos cuenta. Fue que esta vez la muerte tuvo el nombre y el rostro de una compañera. Esta vez nos quedó tan cerca que no hubo forma de seguir esperando que algún día todo lo que ya hacíamos diera frutos.

Y ahí aparece la pregunta inevitable, la exigencia tácita de actuar: ¿Qué hago?
Si soy mujer. Si esto me atraviesa. ¿Tengo que hacer algo? ¿Debo marchar, organizar, producir, hablar?

Y, además, ¿Qué hago con todo lo que siento?
Muchas empezamos a decirlo claro: no hay una única forma de responder.
No todas podemos, ni queremos, estar en todos los frentes.
Y eso no nos hace menos parte. 

Si algo aprendimos es que la acción no tiene que venir de una presión exterior o interior, sino del deseo. Desde lo que cada una puede y quiere sostener. Desde lo que resuena con su campo, su cuerpo, su tiempo, su historia. Es ahí —en esa decisión íntima de actuar sin deberle nada al deber— donde nace una potencia distinta.
Si cada una hace lo que puede, lo que le nace, lo que le es posible sin destruirse, entonces sí: nuestras voces van a encontrarse. Y en el encuentro resuenan, reverberan, retumban, se vuelven coro. Y no será coincidencia, será verdad. No será un discurso más, sino un eco infinito que, esta vez, nadie podrá silenciar.

Y como las luchas no empezaron el 1 de mayo, tampoco tienen fecha de caducidad. Después del paro, habitar este campus se siente como nunca haber parado en realidad. Cómo sembramos tantas semillas de resistencia, volver al campus nos significa seguir cuidando y alimentando nuestras luchas.

Créditos:

Archivo sonoro: Nathalia Becerra 

Edición de sonido: Sofia Burbano

Fotos: Laura Bejarano

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